The Barber es un ensayo visual basado en un happening realizado en La Habana el 26 de Julio de 2007, durante el cual contraté a un barbero el día nacional del Asalto al Cuartel Moncada —hito del Movimiento Revolucionario Cubano—.

Los que en su día protagonizaron la revolución, los llamados barbudos, no miraron bien años después a otros personajes de greñas y pelambreras: los hippies. Los consideraron adocenados, desideologizados y representantes, a fin de cuentas, de lo que ocurría en el denominado vecino imperio. Por ello plantearon una campaña de rasuramientos de barbas y corte de melenas. La pieza plantea una revisión de este otro relato de la Revolución, pocas veces narrado. Contratar los servicios de un barbero del Vedado, no me convertiría en un revolucionario pero tampoco en un disidente confeso. Cortarme el pelo y ser afeitado a navaja el 26 de Julio ofrecía una posibilidad para revisar críticamente cómo se construye una identidad a través de los símbolos.

El cuerpo como sustentador del lenguaje performático y como cualquier sistemas semántico es inestable. Es, al mismo tiempo, flexible e inflexible en exceso. Y esa ambivalencia, cuando se yuxtapone a otras imágenes y otros discursos; en este caso apropiados de los medios —como el esquileo de ovejas o los discursos del Ché Guevara y de Fidel Castro en los días de la Revolución—, genera una problematizadora capacidad de sugerencia crítica. Capaz de generar en si misma la duda, la ambigüedad y la controversia. Por ello, que este ensayo tiene la extraña capacidad de ofrecer una 'polaridad significativa'; y esa estructura problemática nos obliga a situarnos críticamente en una narrativa que se cuestiona a si misma. Quizás ese sea el acierto y la demostración principal de esta acción; origen de planteamientos futuros en el estudio de la construcción narrativa crítica.